domingo, 20 de enero de 2008

Entrevista imaginaria: Jorge Villalba

Un luchador gremial

Con tan sólo 41 años de edad, este comunicador ha transitado profesionalmente por los senderos de la academia, de las redacciones y se ha instruido en la consultoría y análisis de medios, sin abandonar una de sus mayores pasiones: la política

A primera vista, Jorge Villalba aparenta ser un hombre extremadamente serio. Sus zapatos relucientes, combinados a la perfección con las finas rayas negras de su camisa, sólo pueden guiar a esa conclusión. Sin embargo, un objeto que resalta sobre su pecho pudiera poner en duda tal parecer. Se trata de un prendedor con el símbolo característico de los Rolling Stones —una gran boca roja que destaca por tener la lengua afuera— que posee desde que rondaba por el campus de la Universidad Católica Andrés Bello como líder estudiantil.
Cuando se le pregunta por el broche, responde tajante: “Sólo es un viejo recuerdo”. Recuerdo tal vez de la irreverencia y larga cabellera que lo definían en sus tiempos de estudiante y que han desaparecido para dar paso a la figura del profesor, que hoy concede esta entrevista en el alma mater, donde hace poco más de una década se graduó de periodista.
—¿Qué piensa del periodismo que se ha practicado hasta ahora en el país?
—En Venezuela la gran mayoría de los medios niegan al comunicador social la posibilidad de interpretar los hechos noticiosos. La información se presenta parcelada, dirigida, extraída de su contexto, orientada en todo momento hacia una “objetividad” que la convierte la más de las veces en desinformación. El periodismo venezolano tiene que empezar por conquistar ese derecho a la interpretación de los acontecimientos, para situar al hombre común en su realidad, para ayudarlo a comprenderla.
—Usted se ha destacado precisamente por apostar por géneros como el reportaje y la crónica.
—He tratado de usarlos en la medida de lo posible. Cuando hablo de que el periodista debe conquistar espacios para los géneros interpretativos, me refiero también a que debe luchar por departamentos dedicados a la investigación. Se trata de géneros que requieren tiempo, algo que nunca quieren conceder en un medio.
—¿Cuál ha sido su trabajo más aclamado?
—Creo que no debo ser yo quien lo diga.
Aunque no lo confiese, Villalba fue autor de uno de los grandes “tubazos” periodísticos del gobierno de Luis Herrera Campins. Con poco tiempo de haberse graduado, el joven develó un hecho que causó gran revuelo en la opinión pública. Gracias a un contacto en la dirigencia copeyana, logró introducir su grabador en una reunión privada en la que se encontraban más de 100 líderes del partido social cristiano. Mientras la mayoría de los periódicos publicaron la versión formal, él publicó la verdad: COPEI planeaba cómo destruir a Acción Democrática.
—Me han dicho que usted es muy serio en su trabajo, ¿cree que el periodismo siempre debe ser serio?
—El periodismo está lleno de historias y creo que algunas pueden contarse utilizando el humor como recurso. Traté de aplicar esa filosofía cuando trabajé en Estampas. No hay nada mejor para explicar cómo se ha incrementado el precio de la canasta alimentaria que relatar un día en el supermercado.
A pesar de haber ejercido siempre en medios impresos, parece tener las habilidades de un buen locutor. No se apresura al hablar y al pronunciar las frases, delimita cada punto, cada coma como si escribiera sobre una hoja de papel. Sin embargo, su voz es demasiado débil. Cuando conversa, parece que estuviera contando un secreto.
—La palabra política se repite reiteradamente en su vida, ¿ha sido acaso su móvil, su razón de ser?
—Por un tiempo lo fue. La política y yo siempre hemos sido buenos amigos, así que a lo largo de mi vida he coincidido con ella en distintos escenarios. La conocí en la universidad y después no pudimos separarnos. Me siguió hasta el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa, hasta el Colegio Nacional de Periodistas, e incluso, a la redacción de El Nacional y El Universal, donde se transformó en mi objeto de trabajo.
—Algunos piensan que la política es traicionera porque puede enfrentar a los mejores amigos.
—Si la amistad es verdadera, no existe nada que pueda quebrarla. Al igual que el matrimonio, una amistad verdadera sólo acaba cuando llega la muerte.
—Entonces no fue ningún problema competir contra su mejor amigo por la secretaría general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa.
—Eso nunca lesionó la amistad que existe entre Javier Conde y yo. Por el contrario, la noche anterior a las elecciones cenamos juntos y pasamos un buen rato.
—Pero debió sentirse incómodo con la situación.
—Por supuesto. Desde Prensa Libre tuve que escuchar todas las críticas que hacía la plancha contraria, cuyo líder era Javier. El movimiento Cuartilla acusaba a mi partido, que llevaba 8 años en el poder, por el mal estado en que se encontraba el sindicato. Fue un momento difícil, pero al cabo de un tiempo ambos llegamos a la conclusión de que yo no era el responsable del deterioro de la organización. Prensa Libre necesitaba un relevo generacional y a mí me correspondió asumir ese papel.
—¿Cómo llegó a vincularse con ese partido?
—Creo que por mis creencias ideológicas. En la universidad, en medio de los debates estudiantiles y la candidatura al Consejo de Escuela, desarrollé un gusto por el socialismo, aunque siempre creí que la justicia social que promovía esa corriente podía lograrse a través de la democracia. Por eso me uní a Prensa Libre, un partido que se guiaba mucho por los preceptos de Movimiento al Socialismo (MAS). Siempre he sido una persona de izquierda moderada.
—¿Cómo define usted la política?
—Política es diálogo, búsqueda de puentes, nunca enfrentamiento. Creo que esa forma de concebirla fue lo que me permitió enfrentar la situación del sindicato en buena lid.
También fue lo que hizo posible, a pesar de su derrota en las elecciones, que asumiera un puesto en la directiva del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa junto a Conde, donde lucharon por mejorar las condiciones de trabajo en las empresas y por la libertad de expresión.
—Ese enfrentamiento con su compañero ha sido el momento más duro por el que ha pasado.
—En la vida, los momentos difíciles siempre tienen que ver con los seres queridos. Pero no, no fue eso lo más duro. Lo que más me ha costado en la vida es aceptar la muerte de mi hermana. Siempre me sentí culpable por no donarle el riñón que necesitaba. Los médicos dijeron que aunque lo hiciera lo más probable es que sólo prolongara su existencia por un tiempo. En el fondo nunca lo creí.
La nostalgia que le produjo esa pérdida nunca ha dejado de acompañarlo. Quizá por eso, y para evitarle otra pena a su familia, se volvió extremadamente cuidadoso de su salud, sobre todo después de descubrir que era diabético. Sin embargo, nada ha logrado afectar su desempeño profesional, uno de sus grandes motivos para vivir. Quiso sacar una maestría en Ciencias Políticas y lo hizo. Quiso dedicarse a la academia y lo hizo. Quiso abandonar las redacciones para dedicarse al análisis de medios y lo hizo. A sus 41 años de edad, ha vivido tanto como un anciano cerca de celebrar el centenario de su nacimiento.

Nota
Jorge Villalba falleció trágicamente el 12 de febrero de 1997, en medio de un lamentable accidente de tránsito ocasionado por un conductor ebrio. Para el momento de su muerte tenía 41 años de edad y ya era reconocido como uno de los mejores periodistas que existía para el momento. A través de este diálogo se ha tratado de revivir al personaje, por medio de entrevistas a personas que compartieron junto a él y aún lo preservan en el recuerdo. Esta entrevista imaginaria forma parte de un esfuerzo por revivir la memoria de periodistas que fueron ejemplo de rectitud en el ejercicio de la profesión.

jueves, 20 de diciembre de 2007

Viginia Betancourt - Un ejemplo de voluntad

Nacida en Costa Rica, ha dedicado su vida a su otra patria: Venezuela. En sus venas corre el espíritu democrático, por lo que sus esfuerzos no podían tener distinto norte

Quienes la conocen dicen que de su padre heredó el carácter o, más bien, la habilidad para materializar lo que se propone. Hasta podría pensarse que “Betancourt” no es un apellido, sino un sinónimo de perseverancia. Lo lleva en la sangre. Su progenitor tuvo que enfrentar tres exilios y largos períodos en la clandestinidad para alcanzar su meta: la construcción de un país democrático. A Virginia Betancourt, por otra parte, le ha tocado enfrentar un difícil reto últimamente: conseguir fuentes de financiamiento para continuar con las actividades editoriales de la fundación que lleva el nombre de su padre.
Y es que Rómulo Betancourt dejó una colección de unos 5 mil volúmenes, además de un archivo que contiene documentos de incalculable valor histórico y la fundación se propuso, desde sus inicios, promover el conocimiento sobre el pensamiento político venezolano ligado a las ideas del ex presidente de la República.
La voluntad de trabajo que la caracteriza ha permitido, a pesar de los obstáculos, la publicación de la serie Cuadernos de Ideas Políticas, un esfuerzo con el que se pretende involucrar al público joven en el estudio de los documentos claves para el proceso de forjamiento de la democracia.
Y es que Virginia Betancourt no se rinde. Como dice Marisela Padrón, quien la conoce desde la infancia, “está trabajando en función de dejar el legado de su padre al alcance de las generaciones del futuro”. No es nuevo en ella, sin embargo, ese interés en democratizar la información y poner a disposición del público herramientas para la formación de las nuevas generaciones. Otras experiencias en su vida lo comprueban.

Cuando tenía 3 años de edad, Virginia tuvo que permanecer en cama por unos tres meses. Había contraído una fuerte enfermedad en los pulmones luego de una visita que realizara junto a su madre, Carmen Valverde, a un sótano donde Rómulo Betancourt se encontraba clandestino, tratando de evadir un decreto de expulsión dictado por Eleazar López Contreras. Durante ese largo período, su mamá se sentaba junto a ella a leer cuentos y, por eso, desde muy pequeña había descubierto la importancia de la lectura.
A su regreso a Venezuela en 1960, tras casi una década de exilio, Virginia Betancourt se percató de que la mayoría de los niños que cursaban estudios de educación primaria en el país no contaban con libros de texto. En su interior surgió una reflexión inmediata: “No puede haber un régimen democrático, sin una población lectora”.
El descubrimiento lo hizo en el Banco del Libro, una organización sin fines de lucro que nació como un voluntariado para la recolección y canje de libros, con el objetivo de que los niños de escasos recursos pudieran acceder a la bibliografía necesaria para sus estudios. Si bien la idea de crear la institución fue de Luisa Adams, una amiga de su madre, fue Virginia quien motorizó desde el inicio la creación de dos proyectos piloto con los que se iniciaría en el país el esfuerzo para mejorar la educación básica a través de la lectura: el Proyecto Guayana de Bibliotecas Escolares y la Red de Bibliotecas Públicas de Caracas.
“Un grupo que estaba asesorando a la Corporación Venezolana de Guayana se acercó a nosotros para que le compráramos unos libros de texto, dado que estaban horrorizados de que en una futura ciudad industrial, los hijos de los obreros no contaran con materiales de estudio. Nosotros le hicimos una contraoferta: por el monto que pensaban invertir, nosotros le hacíamos 7 bibliotecas escolares”.
Según cuenta Betancourt, en 1960 tampoco existían espacios destinados a prestar servicios bibliotecarios en la zona metropolitana de Caracas. Esa fue la razón que la impulsó a conseguir su objetivo: apoyo gubernamental para la construcción de las bibliotecas públicas “Mariano Picón Salas” y “Raúl Leoni”.

Continuaba prestando su servicio voluntario en el Banco del Libro, cuando un día, por allá en 1974, recibió una llamada del presidente Carlos Andrés Pérez. Quería que se hiciera cargo de la Biblioteca Nacional, pues el lugar estaba totalmente deteriorado y existía la posibilidad de que fuera clausurado por los bomberos o por Sanidad. En el edificio no sólo existía un deficiente sistema eléctrico, sino también una serie de irregularidades con el cauce de aguas negras. “No pude negarme, porque conviví con él muchos años en Costa Rica, durante el exilio. Sin embargo, yo no sabía nada sobre ese asunto”.
Así fue como Virginia Betancourt asumió otro reto: dirigir la Biblioteca Nacional. Como dice Francisco Coello, quien trabajó durante 14 años en la institución, “para entender a Virginia, hay que hablar de su obra”.
Cuando se hizo el primer arqueo en 1977, se determinó que en el país existían aproximadamente 40 bibliotecas públicas. Para el momento en que Betancourt se retira en 1999, Venezuela contaba con 735 servicios bibliotecarios que incluían: bibliotecas públicas centrales de Estado, bibliotecas públicas nivel I, salones de lectura y servicios móviles, es decir, distintos medios de transporte que se transformaron en bibliobuses, bibliolanchas y bibliofalcas.
Pero esto fue sólo una parte del trabajo que coordinó mientras estuvo en el Instituto Autónomo Biblioteca Nacional y de Servicios de Bibliotecas. En el mundo, existían tan solo cuatro centros reconocidos en conservación de papel, ubicados en Washington, Sydney, Tokio y París. El quinto se construyó en Venezuela durante su gestión.
También creó, junto a Ramón J. Velásquez, la Fundación para el Rescate del Acervo Documental de Venezuela, que logró recuperar archivos diplomáticos británicos sobre la independencia, así como información sobre la nación que se encontraba dispersa en Estados Unidos y España, entre otros lugares.
Pero quizá uno de los trabajos más importantes para la memoria histórica del país se concentró en la Hemeroteca Nacional, donde se rescató la prensa del siglo XX y las gacetas oficiales que se habían extraviado en el correr de la historia.
Todo este trabajo formó parte de una visión: la de Virginia.

Antes de que existieran las computadoras, Betancourt ya tenía una: en su cabeza. “Para mí ella es un genio”, dice Lilian Aguilar, quien ha sido su amiga desde que se desempeñó como coordinadora del Núcleo de Servicios Bibliotecarios de Guayana y, posteriormente, de la Red de Bibliotecas Públicas del Estado Sucre. “Seguir a Virginia era una proeza, porque hacía mil cosas a la vez y uno tenía que saber en todo momento a cuál se estaba refiriendo”.
Coello lo ratifica. “Podía estar pendiente de todo. Se podía cruzar contigo en un pasillo y decirte: ‘Necesito tal cosa porque tengo que montar un proyecto’ y podían pasar tres meses y te preguntaba: ‘¿Qué pasó con lo que te dije?”.
Pero además de esto, su liderazgo se apoya en otras cualidades. Todos coinciden en que tiene una gran capacidad para rodearse de personas competentes, crear equipos de trabajo y, al mismo tiempo, comprometer a quienes la rodean con un plan de existencia.
Francisco Coello jamás olvidará una de sus propuestas: “Quiero que trabajes conmigo —le dijo—, pero quiero que consideres esta oferta como un proyecto de vida, no como un empleo”.
En el trabajo puede ser implacable, no perdona mediocridades ni falta de voluntad. Sin embargo, “la misma mujer que puede ser dura contigo en la mañana porque te equivocaste en algo, en la tarde, si sabe que tienes un problema personal te va a brindar todo el apoyo humano que puedas imaginar”, asegura Coello.

Con 72 años a cuestas, goza todavía de la fortaleza de una quinceañera y, después de todo, la necesita. Su proyecto actual no ha culminado, aún queda mucho por hacer y Virginia Betancourt descansa únicamente cuando consigue su meta. Como dice Lilian Aguilar, “sólo cuando considera cumplida su misión, tiene la habilidad para soltar al muchacho que creó”.
Pero mantener a este niño ha resultado un tanto difícil. “Actualmente ninguna institución del Estado financia algo que tenga que ver con Rómulo Betancourt y muchas empresas privadas se autocensuran porque temen alguna represalia del gobierno”, indica Marisela Padrón, quien forma parte de la directiva de la fundación.
Esto, sin embargo, no es impedimento. Su voluntad es lo suficientemente grande como para que algún obstáculo consiga frenar su objetivo: otorgar a la posteridad la historia de una época, cuyo protagonista fue su padre.

martes, 10 de julio de 2007

Autoridades tienen problemas para controlar venta de Semilla Hindú

El supuesto adelgazante se expende en tiendas aunque no cuenta con registro sanitario. El Ministerio del Poder Popular para la Salud sólo contabiliza 5 muertes entre 2001 y 2007 por ingesta del producto natural, pero se presume que este número podría ser mayor pues gran parte de los casos no se denuncian

Karina Rodríguez
Luisana La Cruz

Desde hace tiempo se ha dicho que los remedios milagrosos no existen, pero cuando se trata de bajar de peso, las personas no pierden las esperanzas. Las dietas son un método engorroso y difícil, por eso siempre es preferible una solución con varita mágica. Así es como la Semilla Hindú, una planta nativa de países como México, Colombia y ciertas regiones de Venezuela, se transformó en el hada madrina de los que sueñan con un cuerpo cada día más esbelto.
Pero poco a poco, el hada ha perdido su fama. Muchos siguen encantados con sus poderes adelgazantes, pero otros han comprobado el mal que se oculta tras esa apariencia milagrosa. Entre sus componentes no sólo se encuentra el cianuro, sino también sustancias conocidas como glucósidos cardiotónicos, que en dosis tóxica pueden atacar al corazón y ocasionar arritmias. Pero, ¿por qué se continúa vendiendo esta semilla, si además de no contar con registro sanitario, ha causado muertes?
Parece que las medidas implementadas por el Ministerio del Poder Popular para la Salud son insuficientes para controlar la venta de Semilla Hindú, puesto que como confiesa Ana Carolina Chacón, farmacéutico y miembro de la Dirección de Drogas, Medicamentos y Cosméticos de este organismo, los expendedores ocultan la mercancía al momento de la inspección. Pero además, no se ha emprendido una campaña informativa en todo el país para advertir adecuadamente sobre los daños ocasionados por este producto adelgazante sobre el organismo humano y algunas tiendas naturistas continúan ofertándolo a pesar de que han escuchado de su toxicidad.
Chacón asegura que ya se han repartido oficios en los distintos estados para que se efectúen las inspecciones y que además se han impartido tres talleres de carácter piloto a las comunidades, con el fin de advertir sobre el problema que están ocasionando en el país los medicamentos ilícitos. Y es que la Semilla Hindú es tan solo uno de los tantos medicamentos ilegales a los que el Ministerio le hace seguimiento.
“El problema de las inspecciones es que generalmente se hacen para buscar varios medicamentos ilícitos y no sólo para buscar la Semilla Hindú. Además, aunque en las tiendas la tienen, no se las venden a todo el mundo. A nosotros no nos van a mostrar el medicamento. Generalmente lo tienen guardado y no lo ponen a la vista”, asegura Chacón.
Los estados beneficiados por estos talleres son hasta ahora Trujillo, Nueva Esparta y Lara. Casualmente, en ninguno de estos estados se han reportado hasta el momento muertes por ingesta del producto vegetal. Mientras, regiones como Zulia, Carabobo y Distrito Capital permanecen a la espera de estas iniciativas gubernamentales, considerando que en ellas se han reportado los casos de muerte por consumo de la semilla. Sin embargo, queda en duda el impacto que pueden tener estos talleres para extender el mensaje al conjunto de la población, puesto que éstos van dirigidos a auditorios reducidos.
El único mensaje emitido por el Ministerio de Salud que podría considerarse masivo es el publicado en su página web, en el que se advierte que la planta no cuenta con registro sanitario. Sin embargo, cabe preguntarse si este método es lo suficientemente efectivo para informar al público, pues en Venezuela apenas 12,8% de la población (3.308.400 personas) posee acceso a Internet, según cifras emitidas para marzo de 2007 por la International Telecommunication Union.
Hay que recordar que de acuerdo al artículo 6º, numeral 3, de la Ley de Protección al Consumidor y al Usuario, los compradores tienen derecho a recibir: “Información suficiente, oportuna, clara y veraz sobre los diferentes bienes y servicios puestos a su disposición en el mercado, con especificaciones de precios, cantidad, peso, características, calidad, riesgos y demás datos de interés inherentes a su naturaleza, composición y contraindicaciones que les permita elegir de conformidad con sus necesidades y obtener un aprovechamiento satisfactorio y seguro”.

Alta toxicidad
“Existe la falsa creencia de que los productos naturales son inocuos, porque provienen del medio ambiente”, expresa Daniela Pasqualatto, Jefe del Servicio de Medicamentos y Tóxicos de la Universidad Central de Venezuela.
Según informa, la Thevetia ahouia y la Thevetia peruviana, pertenecientes a la familia de las Apocinaceas, son las especies más vendidas en el país bajo el nombre común de Semilla Hindú.
Toda la planta contiene glucósidos cardioactivos, sustancias que pueden ser tóxicas y causar la muerte cuando se toman por vía oral, como indica el portal web Medicine Plus, adscrito a la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Por sus consecuencias sobre el miocardio, puede decirse que la semilla hindú tiene efectos cardiotóxicos. El paciente suele presentar arritmias o fallas en el corazón. Según comenta Diana Sequera, farmacéutico del Laboratorio de la Guardia Nacional, ésta ha sido la principal causa de muerte atribuida a las personas que han ingerido el producto vegetal.
Pero la alta toxicidad de la planta no sólo se debe al efecto de los glucósidos cardiotónicos. Sequera determinó mediante un estudio de laboratorio que la semilla contiene un porcentaje importante de cianuro. “Recolectamos en algunos sitios diferentes muestras de la semilla, tomamos una porción, la maceramos y le aplicamos algunas técnicas instrumentales. Por medio de ese procedimiento se pudo determinar que el 4% del peso de la semilla contiene cianuro”.
Como señala Pasqualatto, “el cianuro es una sustancia neurotóxica que puede ocasionar neuropatías si las personas se exponen a pequeñas cantidades todos los días”.
Las neuropatías se manifiestan cuando una neurona, que forma parte del sistema nervioso central, sufre un daño. En el momento en que esto ocurre, las personas empiezan a padecer de adormecimientos en la cara, en las manos o hasta falta de coordinación al momento de caminar.
De seguro pensará que estos son todos los efectos de la semilla, pero no, aún hay más. Según indica Sequera, la semilla también puede considerarse una sustancia citotóxica, puesto que causa graves daños en el ADN. “Su ingesta conlleva a malformaciones en el feto”.
La doctora Pasqualatto recuerda un caso que se dio hace año y medio en el Hospital Universitario. “Se trataba de un bebé que nació con una malformación muy severa, porque tenía un cerebro completamente liso, con un ojo muy grande y otro muy pequeño, además de que presentaba un problema grave en el corazón. Al hacerle un interrogatorio a la madre supimos que ella había tomado la Semilla Hindú hasta la décima semana de gestación, porque desconocía que estaba embarazada”.
La semilla también puede ocasionar dolores abdominales, vómitos, mareos y hasta diarrea.

Entre el desconocimiento y el saber
Una pequeña bolsa blanca de papel contiene el “producto quema grasa” al que muchos denominan Semilla Hindú. En el empaque, sellado con una grapa y sin referencias clara sobre la empresa distribuidora del producto, se puede leer: “Natural adelgazante, reguladoras de la tensión, diuréticas, disminuyen el apetito”. Las indicaciones recomiendan que se tome una diaria después del almuerzo o la cena y que se ingiera bastante agua durante el día. Contiene aproximadamente 9 semillas, divididas en cuatro pedazos cada una. Se supone que las personas sólo deben ingerir una de estas porciones cada día.
María* está encargada de una tienda naturista ubicada en la zona metropolitana de Caracas. Ella vende la semilla porque, aunque no le hace promoción, la gente se la pide. Al preguntarle si conocía de su toxicidad contestó: “Lo que pasa es que con eso hay mucha polémica porque hay clientes que rebajan 30 kilos y les va buenísimo, mientras que otros dicen que hay personas que se han muerto”.
Por otra parte, Susana*, dueña de una casa naturista ubicada en el Municipio Libertador dice que la vende, a pesar de haber escuchado de personas con efectos secundarios. “No es dañina, lo que pasa es que si la gente la toma en exceso, sí le hace daño; por eso es que deben tomarla como la recete el médico, porque si ingieren más de una en un día, claro que les va a hacer daño”.
Carolina* es auxiliar de farmacia y decidió montar su negocio junto a su socia que se desempeña como farmacéutico en el Municipio Libertador. “Tener una tienda naturista es muy difícil, porque al fin y al cabo uno está tratando con medicamentos”-confiesa. “Yo sí la vendo, pero sólo la recomiendo para personas que tienen tensión alta, porque a la gente que sufre de tensión baja puede causarle mareos. Es más, yo antes la tomaba y me fue chévere. Lo que pasa es que yo soy más bien de tensión baja y me mareaba, porque la semilla funciona como diurético”. Descarta que la planta sea nociva y alega que los casos de muerte se deben a sobredosis.
Vendedores como Susana* o Carolina* creen firmemente que los casos de muerte asociados a la semilla se deben a clientes que han desobedecido estas indicaciones. Pero otros como María* están plenamente concientes del daño que puede causar. “Yo creo que la gente dice que el producto es malo porque contiene cianuro, como muchas de esas semillas”, comentó.
La Ley de Protección al Consumidor y al Usuario establece en su artículo 9º que “en caso de constatarse que un bien de consumo constituye un peligro o riesgo de importancia para la salud, aun cuando se utilice en forma adecuada, y que no haya sido informado al consumidor en los términos del artículo 6 de la presente Ley, el proveedor del mismo deberá, sin perjuicio de las responsabilidades a que hubiere lugar, proceder a retirarlo del mercado, sustituirlo o reemplazarlo a su costo”.
Durante la realización de la presente investigación se visitaron 21 establecimientos, de los cuales 12 ofertaban el producto y 9 no lo vendían o lo retiraron del mercado. Los negocios que decidieron reemplazarlo se ubicaron principalmente en el mercado de Quinta Crespo y en la avenida Baralt, zona aledaña al Ministerio de Salud. Manifestaron que no recomendaban ese producto porque causaba daños en el organismo.
Pero como se puede observar, muchas casas naturistas están incumpliendo actualmente con la normativa. Buena parte de ellas no ha procedido a retirar el producto, en algunos casos por desconocimiento y, en otros, a pesar de conocer los efectos nocivos de la semilla.

¿Producto adelgazante?
La principal razón de venta del producto vegetal es su supuesto poder adelgazante. “La semilla sí sirve para adelgazar, sí hace efecto, el problema es que tiene componentes que causan daños colaterales”, asegura Chacón.
Mientras, la doctora Pasqualatto explica que “todo lo que causa diarrea es utilizado por la gente para rebajar”. En realidad, el peso que se pierde de esta forma, se recupera en cuanto el efecto laxante se desvanece.

Personas afectadas
La Dirección de Drogas, Medicamentos y Cosméticos del Ministerio de Salud tiene registrados 5 casos de muerte por ingesta de Semilla Hindú. Todos los expedientes reportan que los pacientes sufrieron trastornos en los ritmos del corazón, así como respiración acelerada.
Ana Carolina Chacón, farmacéutica de este departamento, informa que el Ministerio no cuenta con un registro completo de las personas afectadas por ingerir la Semilla Hindú. “Muchos casos no se denuncian, porque la gente no le presta atención o porque desconocen que el daño se lo ha ocasionado la semilla”.
El primer caso de muerte del que se tuvo conocimiento fue registrado en el 2001 en la ciudad de Caracas. Se trataba de una joven de 20 años de edad que al consumir la semilla presentó problemas en el corazón. Los informes médicos demuestran que el deceso fue causado por una intoxicación ocasionada tras el consumo de la Thevethia Peruviana.
En 2005, se registraron tres muertes en el Hospital de Chiquinquirá en Maracaibo y en 2007 se denunció el fallecimiento de una estudiante de la Universidad Central de Venezuela.
Sin embargo, hay otros casos que no han sido contabilizados en el Ministerio de Salud. Un ejemplo de esto es el que reporta el Departamento de Farmacología de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Carabobo.
Este organismo, junto al Centro Policlínico de Valencia, realizó un estudio de caso a una mujer de 32 años que luego de ingerir Thevetia Peruviana como tratamiento médico para bajar de peso presentó náuseas, vómitos, alteraciones en los ritmos del corazón y shock anafiláctico, que genera obstrucción de las vías respiratorias. El expediente médico explica que los síntomas presentados por la paciente son iguales a los causados por los glucósidos cardiotónicos.
Estos datos dejan evidencias de las limitaciones que tiene el Ministerio de Salud para llevar un registro completo de los casos, lo que se une a los problemas ya existentes para ejercer control sobre los mercaderes que comercian la planta.
Y es que la importancia que se atribuye hoy día a la belleza ha ocasionado record en ventas en casi todos los negocios de la rama, pero sobre todo, impulsado la aparición de personas que buscan hacerse un puesto en el mercado a cualquier costo, incluso si éste es la vida de un ser humano.


*Este nombre es falso. La fuente pidió que su identidad no fuera revelada para efectos de este reportaje.

martes, 15 de mayo de 2007

Basura causa proliferación de roedores en Libertador

La producción de desechos sólidos supera los 3,5 millones de kilos diarios, lo que convierte a la entidad en un lugar propicio para la reproducción de ratas

Los altos volúmenes de basura que se generan en Caracas han permitido el crecimiento de la población de roedores en el Municipio Libertador, hasta el punto en que estos animales se han transformado en un verdadero problema de salud pública, tras registrarse varias muertes por leptospirosis.
Ramón Fagúndez, Jefe de Cuadrilla de la Secretaría de Salud de la Alcaldía Mayor, adscrito al Distrito Sanitario número 2, explica que la sobrepoblación de roedores se convierte inmediatamente en un asunto de salud pública, porque éstos son portadores de distintas enfermedades.
Se estima que en Municipio Libertador existen alrededor de 10 ratas por persona, según indica Pedro Sibulo, inspector de la Coordinación de Salud Ambiental y Contraloría Sanitaria de la Alcaldía Mayor. Esta cifra se fundamenta en aproximaciones extraídas de estudios de campo y tiende a incrementarse en parroquias donde hay mayor producción de basura.
De acuerdo al censo poblacional de 2001, en el Distrito Capital habitaban 1.836.286 personas. Con base en este dato, podría afirmarse que en la entidad existen aproximadamente 18 millones 363 mil roedores.
Sin embargo, esa cifra parece ser mayor, ya que como reveló José Félix Oletta, ex ministro de Sanidad, en un reportaje efectuado por la periodista Joan Folch para Televen el 6 de marzo de 2007, sólo una metrópoli con buenas condiciones de saneamiento ambiental posee entre 5 y 10 ratas por habitante.
Un estudio sobre la basura, realizado por la Asociación Civil Procatia, arrojó que la acumulación de desechos sólidos ha contribuido a la proliferación de ratas en la Parroquia Sucre. José Quintero, director de esta organización, asegura que en la zona existe un aproximado de 70 ratas por habitante, conforme a la información que le suministraron fuentes de la Contraloría Sanitaria. Tal cuestión implica que, sólo en la Parroquia Sucre, habitan más de 24 millones de roedores, considerando que en ella existen cerca de 352 mil habitantes.
Las ratas son animales inteligentes, capaces de acomodar su ciclo de reproducción de acuerdo a la cantidad de alimento que encuentran en su medio ambiente. Sibulo, quien además es educador sanitario, indica que estos animales hacen un análisis de la cantidad de alimento con que disponen, para garantizar no sólo su propio sustento sino también el de las crías. Mientras más alimento tienen, mayor número de veces se reproducen.
Las especies más comunes son el Rattus Rattus o Rata de Tejado, que puede llegar a parir entre 4 y 6 veces al año, camadas de hasta 8 crías; la Rata Noruega, que tiene entre 6 y 10 camadas al año, de hasta 12 crías; y el Ratón doméstico o Mus Musculus, que procrea 8 camadas de hasta 7 crías.
Sibulo explica que "el hombre al no disponer correctamente los desechos hace que la población de ratas y ratones sea mayor, porque les suministra el alimento".

Comida en abundancia
En el Municipio Libertador se recolectan diariamente 3,5 millones de kilos de basura, según notificación de Maximiliano Cubillán, director de la Planta de Transferencia de Las Mayas. Los domingos la recolección suele ser menor porque operan menos unidades en las calles.
Esta cifra sólo refleja la cantidad de basura que es transferida y pesada en Las Mayas, por lo que no corresponde a la producción total de desechos sólidos que se generan en el Distrito Capital.
De acuerdo a una investigación realizada por el diario Últimas Noticias en fecha 25 de abril de 2005, la generación de basura en el Municipio Libertador sobrepasaba los 5 millones de kilos diarios, porque un gran porcentaje quedaba en las calles, quebradas y cerros.
El 24 de abril de 2005, Últimas Noticias refería que las parroquias más afectadas por los problemas de recolección de basura eran Sucre, Antímano, 23 de Enero, San Juan, La Vega y La Pastora, no sólo por contar con el mayor número de habitantes, sino también por el alto número de barrios con topografías de difícil acceso para los camiones de aseo urbano.
En la lista seguían las parroquias El Recreo, San Agustín, Catedral, Candelaria, Coche, Caricuao y El Junquito, asociadas a la generación de basura como consecuencia de la intensa actividad de los comerciantes formales e informales en estos sectores.
Los datos revelan que la ciudad se ha transformado en un hábitat idóneo para los roedores y sus crías, que por doquier encuentran alimento para garantizar su subsistencia.

Danza de ratas
Miriam Delgizzo, miembro de la asociación Vecinos Organizados de Sabana Grande, asegura que "todo el tiempo se ven roedores en las calles y en la avenida Francisco Solano con calle Los Mangos las ratas han llegado hasta el tercer piso de los edificios".
"En la noche, la avenida Libertador se convierte en una danza de ratas. Hay lugares con vegetación llenos de madrigueras", recalcó Delgizzo. A su juicio, la desratización que se efectuó en La Campiña lo que hizo fue agravar el problema en su zona. Informó que hace días, en la avenida Libertador con Calle Negrín, una niña fue mordida por uno de estos animales.
En febrero, vecinos de las residencias Hipódromo ubicadas en la Avenida Intercomunal de El Valle, declararon al diario El Universal que tanto los edificios como los sectores aledaños al Mercado Mayor de Coche se encontraban infestados de roedores.
Quintero, director de Procatia, confiesa que en la Parroquia Sucre la calle Colombia, la calle Argentina y el bulevar de Catia están llenos de buhoneros de frutas que causan una explosión de ratas. Sin embargo, las autoridades no han resuelto el problema. "La desratización nada más la hicieron en La Campiña", aseguró.

Problema de salud pública
La sumatoria de los Informes Epidemiológicos mensuales que emitieron en 2006 los cuatro Distritos Sanitarios que integran el Municipio Libertador, reportaron en total 9 casos de leptospirosis, una enfermedad que transmiten las ratas a los humanos al contaminar con su orina y excremento los alimentos y enseres.
Se presenta bajo dos formas, la ictérica y la anictérica. La ictérica, conocida también como Síndrome de Weill, puede causar la muerte si el paciente no es tratado. Se caracteriza por fiebre, vómitos, diarrea y ataca principalmente los riñones y el hígado. La forma anictérica suele ser más leve y en ocasiones pasa desapercibida.
En 2006, se registraron tres casos en la parroquia San José perteneciente al Distrito Sanitario Nº 1. En el Distrito Nº 2 se presentaron seis: uno en la parroquia San Agustín, dos en Santa Rosalía, dos en El Valle y uno en Coche. De acuerdo a los Informes Epidemiológicos, no se informaron casos en los Distritos 3 y 4.
Sin embargo, José Quintero denunció que en mayo de 2006 hubo una muerte por leptospirosis en la Parroquia Sucre, perteneciente al Distrito Nº 2. William Infante, de 28 años, habitante del Barrio Nuevo Horizonte, adyacente a la autopista Caracas-La Guaira, falleció por Síndrome de Weill.
Entre enero y marzo de 2007, el número de casos de leptospirosis ha superado los registrados en 2006. Un total de 10 incidentes han sido reportados en el Municipio Libertador en el primer trimestre de este año. En el distrito Nº 1, parroquia El Recreo, hubo 2 casos; en el Distrito Nº 3, Parroquia Sucre, tres casos; y en el Distrito Nº 4, se presentaron 3 incidentes en la parroquia El Valle, uno en Coche y otro en San Agustín.
De acuerdo a estos datos, las parroquias asociadas a una alta producción de desechos sólidos son también las que se han visto afectadas por leptospirosis, indicio de una elevada población de ratas en estos sectores.
A pesar de las cifras, Pedro Sibulo indica que no existe un problema de salud pública en Caracas. A su juicio, el desalojo de los buhoneros de Sabana Grande y algunas excavaciones del metro provocaron que los roedores salieran de sus madrigueras y eso causó alarma entre los vecinos, que no habían presenciado anteriormente a estos animales. Pero según indica Quintero, "no es normal que la gente muera de una enfermedad que debería estar erradicada".
En un esfuerzo por poner en perspectiva la situación, Fagúndez expresó que a su parecer "no existe suficiente rodenticida en Venezuela para tratar toda Caracas. La proliferación de ratas es tan alta que se hace necesario implementar una campaña masiva de control de roedores y de educación para la salud, a fin de enseñar a la gente sobre la correcta disposición de los desechos sólidos".